L es por luz
Que doy y recibo
Enseñando y compartiendo con los demás
A medida que buscamos en lo que creemos.
La verdad es: todos poseemos luz, diferentes tipos de luz. A veces compartimos esa luz, a veces la ocultamos, incluso de nosotros mismos. A veces es difícil acceder a ella…, sin embargo, todos los días nos enfrentamos a un desafío extraordinario como el de permitir que la luz, nuestra luz brille. Llevar la luz a todo el mundo es una declaración de propósito moral tan poderosa como acto alguno que un ser humano puede emprender.
Aprendemos de nuestra tradición que cuando la noche descendió al final de primer día de la humanidad en la tierra, Adán temió la oscuridad y lloró. Entonces Dios le mostró a Adán cómo hacer fuego, y el uso de su luz y calor para disipar la oscuridad. Y nunca más debió Adán temer lo que no podía ver ni entender, pues tenía ya en sí mismo el poder de crear la luz … y eso es lo que hemos estado haciendo desde entonces. Compartir, estudiar, enseñar y viajar son nuestras mejores herramientas para encender la luz.
“Que el Padre de todos nosotros disperse la luz y no la oscuridad en nuestros caminos y nos haga útiles aquí”
-George Washington
En una noche oscura me encontré con un hombre ciego que llevaba una antorcha. Le pregunté por qué había necesidad de ello, después de todo no podía ver. El ciego contestó con estas simples palabras: “Yo llevo esta luz para que la gente me vea.”
-Rabi Iosi, del Talmud
Steven Lowenstein es un autor y rabino de la Congregación Am Shalom en Glencoe, Illinois. www.amshalom.com
