Elul 16: Ningún Ser Humano es Ilegal – Angela Sanbrano

A principios de los años 1980 yo era estudiante en la Escuela de Derecho del Pueblo situada frente al Parque MacArthur en Pico Union, Los Ángeles. Me llamó la atención el hecho de que varias veces por semana se reuniera gente en la 7° y Alvarado para concentrarse y hacer una manifestación.  Esto despertó mi curiosidad y antes de clases decidí cruzar la calle para enterarme por qué lo hacían. Las personas que se habían congregado eran refugiados de América Central, salvadoreños y  guatemaltecos, que protestaban contra la brutalidad de las dictaduras militares que estaban asesinando a su gente.

Los refugiados salvadoreños daban testimonio de cómo los militares entraban en las aulas y asesinaban a los maestros en frente de sus alumnos, de cómo sacerdotes, monjas, jóvenes, sindicalistas y maestros eran secuestrados y desaparecidos. Nos enteramos de que el arzobispo Arnulfo Romero fue asesinado mientras daba misa y de que mujeres religiosas estadounidenses fueron asesinadas cuando regresaban a sus casas desde el aeropuerto.

Los refugiados me recibieron con los brazos abiertos y me invitaron a sumarme a ellos en su lucha para que el pueblo estadounidense conozca su situación. Cuando traduje sus testimonios del español al inglés y los hice públicos, me asombró y me conmovió la compasión y el espíritu receptivo del pueblo estadounidense. Cientos de iglesias abrieron sus santuarios para los refugiados salvando, de este modo, cientos de vidas ya que para muchos de ellos la deportación equivalía a la pena de muerte.

En 1986 los refugiados organizaron una caravana nacional que llevó por nombre “Ningún ser humano es ilegal”, -un término acuñado por Eli Wiesel, sobreviviente del holocausto y ganador del premio Nobel de la Paz-,  y llevaron su mensaje a miles de personas que los recibieron con los brazos abiertos.

Tres décadas más tarde los refugiados se han convertido en parte de la estructura social, política, cultural y económica de Pico Union y de los Estados Unidos.

Darle la bienvenida a gente que está atravesando penurias puede ser una experiencia de vida transformadora. Lo fue para mí.


Angela Sanbrano ha dedicado su vida a la lucha por la paz con justicia, los derechos civiles y el empoderamiento de los inmigrantes y la comunidad latina.  www.nalacc.org