Elul 7: Estuardo Kelman y David Zimmer

Damos la bienvenida a la compañía; no obstante, deseamos que las circunstancias fueran diferentes. ¿Conoceremos al met (aquél que ha fallecido) o reconoceremos el cuerpo que le fue prestado para su travesía en esta tierra? Nos dijeron su nombre y el nombre de sus padres pero no mucho más. Sabemos incluso menos acerca de su neshamá, su alma, la esencia de su ser, pero es nuestra tarea escoltar su espíritu para ayudarlo a continuar su viaje.

Al entrar en la habitación de la tahará pedimos perdón por cualquier cosa que podamos hacer que podría ser inapropiada. La tahará (purificación) requiere que lo lavemos y vertamos amorosamente agua sobre él. Lo vestimos con blancos tajrijim (vestimentas para el entierro) elevándolo a un nivel de pureza simbólica, y luego lo colocamos en el arón (ataúd de madera). En el cementerio continuará su viaje- de regreso a la tierra y hacia la vida eterna, a la esfera celestial donde quizás se encontrará con lo divino. Su neshamá y su memoria seguirán viviendo mucho después de que su cuerpo haya regresado a la tierra.

Todos vivimos a lo largo del continuum de la vida,  algunos en el comienzo, otros en el medio, y aún otros en el final. En cada etapa, necesitamos ser saludados y bienvenidos. Nosotros, los de la Jevrá Kadishá (Sociedad Sagrada) oímos decir con frecuencia que no se nos puede devolver esta mitzvá. Pero también sabemos que en realidad sí nos es devuelta,  en el conocimiento de que hemos consolado a la familia, de que hemos asistido al alma, de que nos hemos relacionado con nuestro equipo y en que hemos desarrollado un mayor respeto por el don de la vida. Se nos devuelve con la comprensión de que toda alma es preciosa y de que todo ser humano es único.

Se nos devuelve con la capacidad de ver el mundo con nuevos ojos.

 

Los rabinos Stuart Kelman y David Zimmer son los creadores del Instituto Gamliel dedicado a crear una comunidad sagrada en la vida y la muerte.  www.gamliel.org