El Talmud:
-Denso y legalista
– Relatos de rabinos, de matronas, de reyes y del pueblo
-Sorprendente, desafiante, críptico, árido, fascinante, multifacético
-Celestial, terrenal
Esto es el Talmud para mí.
Me encanta particularmente cuando el Talmud, el verdadero portavoz del pueblo judío, se ocupa de criticar al propio pueblo judío. Así, nos cuenta que Amalek- símbolo del mal por excelencia- nació como consecuencia del rechazo judío a un candidato a la conversión:
Y la hija de Lotán era Timmá… Timmá era una princesa real… Deseando convertirse en prosélita, recurrió a Abraham, Isaac y Jacob pero ellos no la aceptaron. Entonces ella se convirtió, en cambio, en la concubina de Elifaz, hijo de Esau, diciendo “Prefiero ser sirvienta de este pueblo y no ama de otra nación”.
De ella descendió Amalek quien afligió a Israel. ¿Por qué sucedió esto? Porque no debieron haberla rechazado. (Sanhedrin 99b)
No sabemos por qué Abraham, Isaac y Jacob, cuya misión era justamente expandir el monoteísmo, rechazaron a Timná. ¿Ella los incomodó? ¿De qué manera? En todo caso, el mensaje es claro: fue nuestra culpa el que termináramos atormentados por Amalek, nuestro archienemigo. La maldad engendra maldad.
Por eso, a la par de “borrar el nombre de Amalek” borremos también nuestro rechazo motivado por la estrechez mental, el snobismo, el temor o el odio. Esforcémonos más en abrazar a la gente con los brazos abiertos, incluso a aquellos que nos causan incomodidad. Especialmente a ellos.
Como canta Bob Marley en “Corner Stone”:
“Porque las cosas que la gente rechaza
Son las cosas que debería elegir”
